miércoles, 18 de abril de 2012

Súbita cohesión

Se dilataron sus pupilas, sonrojó su delicada tez y erizo el vello al percibir tal muestra de voluptuosidad recorriendo su despojado torso. Inclino el dulce cáliz de jugo glorioso que la entregaría un marco de frenesí suscitado por la deleitosa atmósfera que en tal reinado estival se agradecía tan satisfactoriamente, como lo encarecen en su valía las barricas que allí sosegaban para algún día retomar ejercicio de dulce lujuria en símiles coyunturas de fructuoso deleite. Atestiguante vital y taciturna, la cueva respeto con inamovible sigilo los gemidos que la trasladaron hacia el venturoso éxtasis.

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